La mente cambia después de haber escuchado música, puede llegar a ser una buena herramienta para mejorar el estado emocional, claro está, siempre y cuando se escuche la música correcta en cada estado de ánimo.
Cuando las ondas de la música penetran en nuestros oídos, automáticamente el cerebro responde dependiendo del sonido. Si es movido todos hemos experimentado esa sensación de necesidad de mover el cuerpo, de adaptar los movimientos al ritmo que oímos. Nos activamos y aumenta el ánimo.
Igual pasa con la música relajante, clásica. Entra en nuestros oídos y el cerebro experimenta paz, relajación, sedación, desactivación, siempre y cuando seamos capaces de centrarnos exclusivamente en lo que estamos escuchando.
Diferentes estudios realizados en el Massachusetts General Hospital y en diversos Hospitales de Hong Kong, nos dicen que las personas que habían escuchado música diariamente unos 20 o 30 minutos, tenían la tensión más baja, comparada con los que no escuchaban música.
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